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DA MIEDO PENSAR QUE DRÁCULA EXISTIÓ
Descubre la historia más conocida de Rumanía
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Era un sanguinario príncipe rumano, empalador, asesino, descuartizador y cruel torturador de personas. Daba a sus enemigos una atormentada muerte.
Nada que ver las películas de terror que vemos acerca de Drácula porque la brutal realidad que se vivió es ampliamente más aterradora que la ficción que se plasma en las películas
Primero aclarar que el famoso Castillo de Bran es famoso porque ahí se basó el escritor Bram Stoker en su novela y dónde se grabaron las películas de Drácula, pero el verdadero castillo fue el Castillo Poineari, actualmente está en ruinas.
Advierto a los lectores que lo que sigue son hechos reales tomados de la historia.
Su verdadero nombre era Vlad Tepes III, (1428-1476), nació en la ciudad de Sighisoara, situada en la provincia de Transilvania, actual Rumania en el año de 1428 y murió asesinado en el año de 1476, a los 48 años de edad en las cercanías de Bucarest, donde fue decapitado.
Aún se conserva la casa donde nació y en Bucarest hay un documento que da fe del nacimiento de este personaje.
Nada que ver las películas de terror que vemos acerca de Drácula porque la brutal realidad que se vivió es ampliamente más aterradora que la ficción que se plasma en las películas
Primero aclarar que el famoso Castillo de Bran es famoso porque ahí se basó el escritor Bram Stoker en su novela y dónde se grabaron las películas de Drácula, pero el verdadero castillo fue el Castillo Poineari, actualmente está en ruinas.
Advierto a los lectores que lo que sigue son hechos reales tomados de la historia.
Su verdadero nombre era Vlad Tepes III, (1428-1476), nació en la ciudad de Sighisoara, situada en la provincia de Transilvania, actual Rumania en el año de 1428 y murió asesinado en el año de 1476, a los 48 años de edad en las cercanías de Bucarest, donde fue decapitado.
Aún se conserva la casa donde nació y en Bucarest hay un documento que da fe del nacimiento de este personaje.
Fue hijo del cruel Vlad Dracul, príncipe de Valaquia, llamado "El Diablo" y de donde viene el apodo de Drácula, que significa hijo de Drácul, es decir, "Hijo del Diablo".
Al decir que era empalador me refiero a que atravesaba a muchas de sus víctimas, los más afortunados eran clavados por la espalda o por el abdomen con un larguísimo palo sin punta, ya que esto aseguraba el mayor dolor, el cual salía por la boca o por el hombro y luego clavaba ese palo en el suelo en forma horizontal aún con la victima arriba y viva, para que por efecto del peso la persona fuera cayendo lentamente y enterrándose cada vez más el palo en su cuerpo.
Muchas de las victimas todavía estaban vivas cuando llegaban al piso, lo que hace suponer que los encargados de la ejecución evitaban atravesar el corazón para prolongar más la agonía de sus víctimas. En algunos casos la piel era clavada con un clavo al palo para mantenerlo por más tiempo arriba hasta que se desgarrara la piel y así comenzar su descenso por el palo. Era una de las maneras más espantosas de morir imaginables pues era lento y doloroso.
Su macabra mente se fue formando desde niño al tener una infancia marcada por las desgracias y los malos ejemplos, al observar las atrocidades que hacía su padre, criado en un entorno de guerra, torturas, asesinatos y salvajadas totalmente apartado de Dios.
Fue rehén de los turcos a los 13 años de edad cuando fue entregado junto con su hermano Randu por su propio padre como muestra de sumisión al Sultán y como garantía de no atacarlos. Luego de un tiempo su padre y su hermano Mircea fueron asesinados por los boyardos.
Al decir que era empalador me refiero a que atravesaba a muchas de sus víctimas, los más afortunados eran clavados por la espalda o por el abdomen con un larguísimo palo sin punta, ya que esto aseguraba el mayor dolor, el cual salía por la boca o por el hombro y luego clavaba ese palo en el suelo en forma horizontal aún con la victima arriba y viva, para que por efecto del peso la persona fuera cayendo lentamente y enterrándose cada vez más el palo en su cuerpo.
Muchas de las victimas todavía estaban vivas cuando llegaban al piso, lo que hace suponer que los encargados de la ejecución evitaban atravesar el corazón para prolongar más la agonía de sus víctimas. En algunos casos la piel era clavada con un clavo al palo para mantenerlo por más tiempo arriba hasta que se desgarrara la piel y así comenzar su descenso por el palo. Era una de las maneras más espantosas de morir imaginables pues era lento y doloroso.
Su macabra mente se fue formando desde niño al tener una infancia marcada por las desgracias y los malos ejemplos, al observar las atrocidades que hacía su padre, criado en un entorno de guerra, torturas, asesinatos y salvajadas totalmente apartado de Dios.
Fue rehén de los turcos a los 13 años de edad cuando fue entregado junto con su hermano Randu por su propio padre como muestra de sumisión al Sultán y como garantía de no atacarlos. Luego de un tiempo su padre y su hermano Mircea fueron asesinados por los boyardos.
Su padre fue apaleado hasta morir y su hermano enterrado vivo, por lo que el corazón de Vlad fue llenándose de un creciente odio.
Se cree que aprendió de los turcos algunas formas de tortura y la forma de ejecutar por empalamiento. A pesar que los turcos lo educaron y recibió buen trato, este no se plegó a sus deseos ni se convirtió al islamismo y aun cuando posteriormente lo ayudaron a tomar el trono de Valaquia les llegó a tomar un aborrecimiento acérrimo que lo llevó a traicionarlos varias veces, incluso llegando al extremo de hacer alianzas con los asesinos de su padre y luchar en batallas contra ellos, hasta llegar a morir a mano de los turcos.
Con la ayuda de los turcos llegó a ser príncipe de Valaquia en una época de la edad media dominada por las ambiciones de los monarcas europeos que buscaban ampliar sus territorios y vivían en continuas guerras. A pesar de que en esta edad media abundaban por Europa monarcas insensibles, de malvado corazón y dureza de alma, no hubo ninguno que por su brutalidad, crueldad y ensañamiento al matar se comparara con este sanguinario homicida.
Llegó a ser el más temido de todos los monarcas europeos de la edad media y hasta asesinó a sangre fría por motivos fútiles a su misma población, incluso a sus amantes. Impuso leyes en su territorio cuyas infracciones eran castigadas con las más afrentosas muertes. Alcanzó los más oscuros extremos de cualquier mente siniestra de matar incluso a los bebés por empalamiento.
Muestra de su perturbada mente puede verse en los grabados que se conservan, donde puede apreciarse cuando Vlad Tepes desayunaba en medio de sus víctimas empaladas y otras siendo descuartizadas.
Aunque el empalamiento era, evidentemente, la diversión favorita de Vlad, también gozaba con la aplicación de otros métodos a quienes de un modo u otro le habían hecho enfurecer, normalmente en la intimidad de sus castillos.
Entre los métodos de tortura favoritos del Príncipe de Valaquia se contaban también la amputación de miembros, narices y orejas; la extracción de ojos con ganchos calientes al rojo vivo; el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, el vaciado de ojos, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.
Un delegado papal en la corte húngara lo describió así: "No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra."
Por ser su ejército tan reducido empleó tácticas de guerrilla como tierra quemada, envenenó pozos de agua y envió enfermos de tuberculosis a los campamentos enemigos.
En las ciudades donde no lo aceptaban como su príncipe fue despiadado. Se realizaron ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de Brasov y Sibiu, ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo.
Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de cien mil personas de las quinientas mil que habitaban la región entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar “Tepes” que significa en rumano: empalador.
Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos, asesinos de su padre y de su hermano mayor. Vlad llevó a cabo esta venganza en Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua pidiéndoles a estos que se pusieran sus mejores galas.
Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos, mientras que a los jóvenes les obligó a ir en una larguísima caminata hasta un castillo en ruinas en Targoviste, muchos perecieron en el camino, pero los que llegaron aún con vida, fueron obligados a construir el castillo de Drácula, sin despojarse de sus preciosas ropas de gala, que quedaron convertidas en harapos, mientras, obligados a construir el castillo, iban muriendo de cansancio y agotamiento ante el deleite del Empalador.
A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses, ocasionando en el ambiente un espantoso olor nauseabundo a carne descompuesta. Un ejército turco que pretendía invadir Rumania se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del río Danubio.
Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto propuso un gran festín en una gran casa de las afueras de las ciudades para pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos, pordioseros, en donde las grandes viandas y el vino estaban por doquier.
Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad y su guardia se plantaron en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquel, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad les sonrió y mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Estas atrocidades se fueron repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3.600.
En 1461 derrotó al comandante turco Hanza en una emboscada en la frontera. Al capturar al turco le cortó los pies y las manos y lo dejó en la frontera para que sus compatriotas lo recogieran.
En 1460, 10.000 hombres fueron empalados en Sibiu. En 1461 Mehmed II, el conquistador de Constantinopla, un hombre al que no se le conocía precisamente por su repugnancia ante la efusión de sangre, se volvió a la susodicha ciudad enfermo de violentos vómitos ante la visión del Bosque de los Empalados.
Este peculiar "Bosque" era un valle donde se habían talado todos los árboles para obtener estacas. Estacas suficientes para empalar a más de 23.000 prisioneros turcos, húngaros, rumanos, búlgaros y colonos alemanes y sus familias empalados allí mismo, repartidos por todo el valle, en lo alto de los palos. Éste hecho lo dejó escrito el propio Vlad ya que mandó una carta el día 11 de enero de 1462 al rey de Hungría, en la que escribió que había empalado a veintitrés mil, ochocientos nueve personas y lo sabía bien ya que fueron cortando la cabeza a cada uno para facilitar el recuento. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas.
En 1462 los turcos ocuparon Valaquia conquistando su capital Tirgoviste, y Vlad huyó a Hungría para pedir protección, al ver esto su esposa se suicidó tirándose al río y su hijo murió durante la escapada, pero el rey de ese país lo mandó encarcelar durante doce años en el castillo de Visegrád y posteriormente en Budapest, donde recibía un trato especial ya que el rey de Hungría le tenía como si fuera un visitante del castillo y ni siquiera llegó a estar entre rejas. Durante su cautiverio mantuvo su sangriento sadismo matando y torturando palomas y ratones. En 1473 recuperó su libertad y su trono en 1476, el mismo año de su fallecimiento.
Bram Stoker al escribir la novela Drácula en 1897 se inspiró en la vida real de Vlad Tepes.
En 1476 Vlad Tepes halló la muerte en una emboscada cuando los turcos lo sorprendieron desprevenido con una escolta de sólo 200 hombres de su guardia moldava, los cuales también fueron asesinados y sólo sobrevivieron 10 de ellos, aparentemente se suscitó una lucha desigual ante la superioridad numérica de los turcos. Vlad Tepes fue decapitado y su cabeza fue enviada a Estambul y exhibida públicamente.
El lugar oficial de su entierro es el monasterio de Snagov, cerca de Bucarest. El misterio rodea esta tumba, en la cual se observan inscripciones, graffitis y retratos de él. De una excavación que se realizó en 1931 se tienen dos versiones: una es la de una tumba vacía y la otra es que se encontró un cuerpo sin cabeza con ropajes lujosos.
Algunos historiadores defienden a este personaje de mente mórbida y desquiciada, tan malo era que ni siquiera el más loco de los enfermos podría concebir unos actos de crueldad tan grandes. Algunos historiadores pretenden que lo vean como un héroe que defendió los intereses de su país ya que esa zona siempre fue vista como territorio a conquistar.
Contó siempre con un ejército muy reducido lo que ha llevado a algunas personas a tratar de reivindicar su causa diciendo que su crueldad se justificaba porque era una forma de mantener atemorizados a los enemigos para evitar la invasión, pero nada justifica este ensañamiento en el matar con tanto dolor, incluso por empalamiento a los bebes, niños y mujeres inocentes.
Su facilidad para decidir la muerte de las personas se muestra en este ejemplo: una persona de su mismo entorno que se quejó del mal olor que despedían los cadáveres empalados fue a su vez ejecutado por empalamiento desde el palo más alto para que pudiera a esa altura “respirar un aire más puro”.
En el año 1976 el odiado presidente rumano Nicolás Ceaucesco declaró héroe nacional a Vlad Tepes al cumplirse 500 años de su muerte y en el año 2004 se acuñó una moneda con su figura por ser éste una de las principales personalidades nacida en Rumania, homenajes de los que discrepo porque no puede rendirse distinción a quien asesinó bárbaramente a más de 100.000 personas y dejó para la posteridad la historia real de horror más espantosa que se haya conocido.
Se cree que aprendió de los turcos algunas formas de tortura y la forma de ejecutar por empalamiento. A pesar que los turcos lo educaron y recibió buen trato, este no se plegó a sus deseos ni se convirtió al islamismo y aun cuando posteriormente lo ayudaron a tomar el trono de Valaquia les llegó a tomar un aborrecimiento acérrimo que lo llevó a traicionarlos varias veces, incluso llegando al extremo de hacer alianzas con los asesinos de su padre y luchar en batallas contra ellos, hasta llegar a morir a mano de los turcos.
Con la ayuda de los turcos llegó a ser príncipe de Valaquia en una época de la edad media dominada por las ambiciones de los monarcas europeos que buscaban ampliar sus territorios y vivían en continuas guerras. A pesar de que en esta edad media abundaban por Europa monarcas insensibles, de malvado corazón y dureza de alma, no hubo ninguno que por su brutalidad, crueldad y ensañamiento al matar se comparara con este sanguinario homicida.
Llegó a ser el más temido de todos los monarcas europeos de la edad media y hasta asesinó a sangre fría por motivos fútiles a su misma población, incluso a sus amantes. Impuso leyes en su territorio cuyas infracciones eran castigadas con las más afrentosas muertes. Alcanzó los más oscuros extremos de cualquier mente siniestra de matar incluso a los bebés por empalamiento.
Muestra de su perturbada mente puede verse en los grabados que se conservan, donde puede apreciarse cuando Vlad Tepes desayunaba en medio de sus víctimas empaladas y otras siendo descuartizadas.
Aunque el empalamiento era, evidentemente, la diversión favorita de Vlad, también gozaba con la aplicación de otros métodos a quienes de un modo u otro le habían hecho enfurecer, normalmente en la intimidad de sus castillos.
Entre los métodos de tortura favoritos del Príncipe de Valaquia se contaban también la amputación de miembros, narices y orejas; la extracción de ojos con ganchos calientes al rojo vivo; el estrangulamiento, la hoguera, la castración, el desollamiento, la exposición a los elementos o a fieras salvajes, el vaciado de ojos, la parrilla y la lenta destrucción de pechos y genitales, especialmente de las mujeres.
Un delegado papal en la corte húngara lo describió así: "No era muy alto, pero sí corpulento y musculoso. Su apariencia era fría e inspiraba cierto espanto. Tenía la nariz aguileña, fosas nasales dilatadas, un rostro rojizo y delgado y unas pestañas muy largas que daban sombra a unos grandes ojos grises y bien abiertos; las cejas negras y tupidas le daban aspecto amenazador. Llevaba bigote, y sus pómulos sobresalientes hacían que su rostro pareciera aún más enérgico. Una cerviz de toro le ceñía la cabeza, de la que colgaba sobre unas anchas espaldas una ensortijada melena negra."
Por ser su ejército tan reducido empleó tácticas de guerrilla como tierra quemada, envenenó pozos de agua y envió enfermos de tuberculosis a los campamentos enemigos.
En las ciudades donde no lo aceptaban como su príncipe fue despiadado. Se realizaron ejecuciones por empalamiento de hombres, mujeres y niños, como en los casos de Brasov y Sibiu, ambas ciudades habitadas por colonos alemanes que no querían comerciar con él o que no querían pagarle tributo.
Con ello iniciaría su carrera de brutales masacres, entre las que se le atribuyen el exterminio de cien mil personas de las quinientas mil que habitaban la región entre 1456 y 1462, hechos detallados en documentos y grabados de la época, que pusieron de manifiesto su gusto por la sangre y el empalamiento, por lo que se le comenzó a llamar “Tepes” que significa en rumano: empalador.
Una de sus acciones de empalamiento masivo fue en su venganza contra los boyardos, asesinos de su padre y de su hermano mayor. Vlad llevó a cabo esta venganza en Pascua de 1459, invitando a los boyardos a una gran cena de Pascua pidiéndoles a estos que se pusieran sus mejores galas.
Cuando terminaron de cenar, Vlad mandó empalar a los más viejos, mientras que a los jóvenes les obligó a ir en una larguísima caminata hasta un castillo en ruinas en Targoviste, muchos perecieron en el camino, pero los que llegaron aún con vida, fueron obligados a construir el castillo de Drácula, sin despojarse de sus preciosas ropas de gala, que quedaron convertidas en harapos, mientras, obligados a construir el castillo, iban muriendo de cansancio y agotamiento ante el deleite del Empalador.
A Vlad le gustaba organizar empalamientos multitudinarios con formas geométricas. La más común era una serie de anillos concéntricos de empalados alrededor de las ciudades. La altitud de la estaca indicaba el rango que la víctima había tenido en vida. Con frecuencia, Vlad los dejaba pudriéndose durante meses, ocasionando en el ambiente un espantoso olor nauseabundo a carne descompuesta. Un ejército turco que pretendía invadir Rumania se volvió atrás, aterrado, cuando encontró a varios miles de empalados descomponiéndose en lo alto de sus estacas, a ambas orillas del río Danubio.
Otra de sus actuaciones en su reinado fue cuando la población se quejaba de los continuos robos que sufrían por parte de ladrones en sus territorios, además de los pobres, que según Vlad no aportaban nada al país. Para erradicar esto propuso un gran festín en una gran casa de las afueras de las ciudades para pobres, ladrones, tullidos, leprosos, enfermos, pordioseros, en donde las grandes viandas y el vino estaban por doquier.
Cuando ya todos estaban bien servidos de comida y borrachos de vino, Vlad y su guardia se plantaron en la casa y preguntó a todos los allí reunidos si querían una vida sin privaciones ni preocupaciones y que todos los días se dieran festines como aquel, a lo que los mendigos y demás personas respondieron que sí y que había sido el mejor día de sus vidas. Vlad les sonrió y mandó a sus soldados que cerraran todas las puertas de la casa y prendieran fuego sobre ella. Nadie quedó con vida. Eliminó la pobreza acabando con los pobres. Estas atrocidades se fueron repitiendo con todos los mendigos en cada comarca de su principado. Llegaron a morir 3.600.
En 1461 derrotó al comandante turco Hanza en una emboscada en la frontera. Al capturar al turco le cortó los pies y las manos y lo dejó en la frontera para que sus compatriotas lo recogieran.
En 1460, 10.000 hombres fueron empalados en Sibiu. En 1461 Mehmed II, el conquistador de Constantinopla, un hombre al que no se le conocía precisamente por su repugnancia ante la efusión de sangre, se volvió a la susodicha ciudad enfermo de violentos vómitos ante la visión del Bosque de los Empalados.
Este peculiar "Bosque" era un valle donde se habían talado todos los árboles para obtener estacas. Estacas suficientes para empalar a más de 23.000 prisioneros turcos, húngaros, rumanos, búlgaros y colonos alemanes y sus familias empalados allí mismo, repartidos por todo el valle, en lo alto de los palos. Éste hecho lo dejó escrito el propio Vlad ya que mandó una carta el día 11 de enero de 1462 al rey de Hungría, en la que escribió que había empalado a veintitrés mil, ochocientos nueve personas y lo sabía bien ya que fueron cortando la cabeza a cada uno para facilitar el recuento. Además de la carta también envió al rey húngaro dos grandes sacos con orejas, narices y cabezas de sus víctimas.
En 1462 los turcos ocuparon Valaquia conquistando su capital Tirgoviste, y Vlad huyó a Hungría para pedir protección, al ver esto su esposa se suicidó tirándose al río y su hijo murió durante la escapada, pero el rey de ese país lo mandó encarcelar durante doce años en el castillo de Visegrád y posteriormente en Budapest, donde recibía un trato especial ya que el rey de Hungría le tenía como si fuera un visitante del castillo y ni siquiera llegó a estar entre rejas. Durante su cautiverio mantuvo su sangriento sadismo matando y torturando palomas y ratones. En 1473 recuperó su libertad y su trono en 1476, el mismo año de su fallecimiento.
Bram Stoker al escribir la novela Drácula en 1897 se inspiró en la vida real de Vlad Tepes.
En 1476 Vlad Tepes halló la muerte en una emboscada cuando los turcos lo sorprendieron desprevenido con una escolta de sólo 200 hombres de su guardia moldava, los cuales también fueron asesinados y sólo sobrevivieron 10 de ellos, aparentemente se suscitó una lucha desigual ante la superioridad numérica de los turcos. Vlad Tepes fue decapitado y su cabeza fue enviada a Estambul y exhibida públicamente.
El lugar oficial de su entierro es el monasterio de Snagov, cerca de Bucarest. El misterio rodea esta tumba, en la cual se observan inscripciones, graffitis y retratos de él. De una excavación que se realizó en 1931 se tienen dos versiones: una es la de una tumba vacía y la otra es que se encontró un cuerpo sin cabeza con ropajes lujosos.
Algunos historiadores defienden a este personaje de mente mórbida y desquiciada, tan malo era que ni siquiera el más loco de los enfermos podría concebir unos actos de crueldad tan grandes. Algunos historiadores pretenden que lo vean como un héroe que defendió los intereses de su país ya que esa zona siempre fue vista como territorio a conquistar.
Contó siempre con un ejército muy reducido lo que ha llevado a algunas personas a tratar de reivindicar su causa diciendo que su crueldad se justificaba porque era una forma de mantener atemorizados a los enemigos para evitar la invasión, pero nada justifica este ensañamiento en el matar con tanto dolor, incluso por empalamiento a los bebes, niños y mujeres inocentes.
Su facilidad para decidir la muerte de las personas se muestra en este ejemplo: una persona de su mismo entorno que se quejó del mal olor que despedían los cadáveres empalados fue a su vez ejecutado por empalamiento desde el palo más alto para que pudiera a esa altura “respirar un aire más puro”.
En el año 1976 el odiado presidente rumano Nicolás Ceaucesco declaró héroe nacional a Vlad Tepes al cumplirse 500 años de su muerte y en el año 2004 se acuñó una moneda con su figura por ser éste una de las principales personalidades nacida en Rumania, homenajes de los que discrepo porque no puede rendirse distinción a quien asesinó bárbaramente a más de 100.000 personas y dejó para la posteridad la historia real de horror más espantosa que se haya conocido.
Castillo original de "Drácula" |